30 de noviembre de 2015

a mi padre, Pedro Jiménez Falcó


Me siento muy orgulloso de ser tu hijo, papa, porque siempre has sido un ejemplo para mi. Eres mi guía en los difíciles caminos que la vida nos pone por delante, desde tu experiencia como carretero, sabes perfectamente y así me lo has enseñado, que los ingenieros trazarán las lineas maestras, pero son las personas normales y corrientes las que con su trabajo diario, las que con su transitar constante, hacen viable el camino. Constancia, la primera de tus virtudes y de la que más te admiro por enseñármela.
Emigrante en Suiza, años 60
Siempre has sido un hombre valiente, capaz de salir en busca del trabajo y el pan para tus hijos a donde hiciera falta, has buscado el bienestar de los tuyos allá donde estuviera y no te dio miedo emigrar a Suiza para conseguirlo, a pesar de tantas dificultades que tuviste para entrar en el país, como una y otra vez me has contado. Coraje, una virtud que mantuviste hasta el último momento.
Padre, me enseñaste a trabajar duro con las manos, aprendí de ti, todas las labores que conozco del campo, aprendí a coger un legón como lo cogen los hombres, !!con fuerza en las manos!! con tu verdadera fortaleza, la que trasmitían unas manos forjadas con el esfuerzo, manos llenas de sabiduría que siempre he encontrado cuando me han hecho falta. Manos con afecto, manos cariñosas, pero sobre todo, manos llenas de fuerza. Fortaleza, la más visible de tus virtudes. 
Los hijos, tendemos siempre a fijarnos en los padres a la hora de aprender conductas y comportamientos, y yo aprendí de ti, algo de lo que me siento profundamente orgulloso, a no meterme en la vida de los demás, no conozco mejor maestro que mi padre en "dejar el mundo andar". Templanza, una virtud al alcance solo de los grandes como tu.
Pero sin lugar a dudas, lo que más me tiene fascinado de tu personalidad, Padre, es tu afán de protección hacia lo tuyo, a "los tuyos", a tu Felicia del alma, por quien estabas dispuesto a dar la vida y a cuidarla mientras vivieras, como así has hecho padre, cumplidor hasta la muerte. Protección hacia tus hijos, a tu Plácido, al que no has disfrutado lo que hubieras querido, por su lejanía, pero del que te sentías orgulloso por cumplir un sueño, que posiblemente te hubiese gustado a ti realizar. A tu hija Laureana la que más te ha querido y disfrutado por su constante entrar y salir de casa. Y a mi mismo, que tanto bien me has hecho. Amor, la mejor enseñanza que me has podido dar.
Padre, nos dejas, un legado muy grande,una madre, tres hermanos, nueve nietos y tres biznietas, y nos dejas la niña de tus ojos, tu Santana querida, tu "Villa Felicia" que tantos esfuerzos te ha supuesto y que será tuya por siempre jamás. También me dejas Padre unos valores que jamás podré olvidar, los valores de un hombre bueno, de un hombre sabio, de un HOMBRE. !Gracias papa por darme la vida!

Villa Felicia. El roalico, Santana

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