14 de julio de 2011

Eso tampoco sabes hacerlo


Pizca más o menos, cuando bebemos un trago de agua estamos tragando cien mililitros del liquido, sin embargo en estos momentos, cuando el calor aprieta y el ansia por saciar nuestra sed se hace mucho más angustiosa, solemos tragar más de  golpe y esto se convierte en algo muy peligroso, ya que nos puede causar un corte de digestión, que nos paralice el estomago y hasta el cerebro. Aunque hay personas que están más preparadas que otras para tragar, no deben abusar de esta facultad de su cuerpo, pues con el tiempo los excesos se pagan, aconsejo pues beber como los Ruiseñores, traguitos muy pequeños y mezclados con cantos y alegrías.

Hablando de Ruiseñores, me vienen a la cabeza todas estas personas que de forma acertada y por la Concejalía de Turismo, son paseadas por el autobús del castillo, durante los sábados y domingos para poder contemplar nuestra fortaleza, motivo de orgullo para muchos Jumillanos; Sin embargo ese orgullo Jumillano, se me viene encima, cuando los martes, día de mercado por tradición  centenaria en Jumilla, mis vecinas también, del cuarto Distrito o del barrio de San Juan, tiene que ir cargadas con las compras, con un calor desesperante, carretera de Yecla arriba, recorriendo más de dos kilómetros andando, porque desde hace más de dos meses, el autobús urbano no funciona. Los tragos de estas vecinas, no pueden ser los mismos que los tragos de los ruiseñores del castillo

Que un autobús urbano, al fin y al cabo un vehiculo mecánico se estropee, entra dentro de los cálculos y tardará en arreglarse más o menos tiempo, según la capacidad del gobernante para mandar repararlo; Lo que ya no entra dentro de los calculos de un buen gestor del parque móvil del Ayuntamiento, es tener un autobús, pagándose y con el seguro en vigor, guardado en las reales cocheras, y reservado al uso exclusivo de unos pocos en sábados y Domingos y mientras tanto los vecinos de las zonas alejadas de nuestro pueblo, y que se trasladan en la mayoría de los casos por necesidad, no tengan este servicio prestado de momento por el autobús que sí funciona.

En mi casa, cuando se funde la bombilla de la alacena, como solo hay una y para no dejarla a oscuras, quito una bombilla del comedor, que para eso tiene cinco y lo soluciono hasta que compro una bombilla nueva, y entonces todo vuelve a la normalidad. Son soluciones que cualquier ciudadano sabe tomar, menos nuestro alcalde, y esto me da mucha pena, porque me recuerda a aquella pareja de recién casados, que después de pasar su primera noche juntos, ella le dijo a él: Enrique, ¿me haces un café? ¿o eso tampoco sabes hacerlo?

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